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Por: Dr. Luis Ernesto Pérez Ramírez
Sana Sociedad
“Juro por Apolo Médico, por Esculapio, Hygia y Panacea, juro por todos los dioses y todas las diosas, tomándolos como testigos cumplir fielmente, según mi leal saber y entender, este juramento y compromiso…”
Lejos se han quedado los días en los que el médico, el docente y el cura, guardaban un compromiso social más allá de su actividad profesional, momentos en los que se necesitaba más que valor para emprender cualquiera de estos caminos: conocimiento heredado para seguir un camino doctrinario, aprendido solo por aquel que demostraba verdadero interés, talento y un sentido humano que habría de enorgullecer a la población y a su profesión.
El 23 de octubre se conmemora el día del médico, con motivo de la inauguración del establecimiento de Ciencias Médicas en la Ciudad de México en 1833, por el Dr. Valentín Gómez Farías.
Pero: ¿Por qué celebrar?, el 70 % de los médicos se encuentra laborando en el sector público en condiciones de trabajo al límite del humano, jornadas extenuantes (dobles y a veces triples) y pagos que no dignifican la actividad de un profesional que ha dedicado su vida al estudio de la ciencia humana, su biología, procesos, tratamientos y claro, su evolución en la actividad de su comportamiento, todo eso y más deberá desarrollar el medico en un tiempo límite.
Ser Médico Hoy, se ha convertido en una de las profesiones más perseguidas y condicionadas a las actividades administrativas, juzgada desde la cúpula de poder hasta un sector de la población que ignora las actividades cotidianas de un centro de salud, una sala de urgencias, una sala de choque o un quirófano.
“EL MÉDICO HIZO TAN BIEN LAS COSAS QUE PARA LOS DEMAS PARECIO FACIL”.
“PRIMUM NON NOCERE” (LO PRIMERO ES NO HACER DAÑO). Las nuevas generaciones de médicos deben reconsiderar el rumbo de la actividad de la medicina, un rumbo en el que la prevención sea fundamental y más aún, la interacción de la siempre bien llamada y nunca aplicada de manera real “RELACION MEDICO-PACIENTE” como una comunión de fortalecimiento de la salud.
El reto más grande a enfrentar es con el medico que siempre se deseó ser, con el que debemos ser y con el que la sociedad considera tenemos que ser.
“…SOLEMNE Y LIBREMENTE, BAJO MI PALABRA DE HONOR, PROMETO CUMPLIR LO ANTEDICHO”.
“CELEBREMOS CADA DIA LA DICHA DE PONER AL SERVICIO DE LOS DEMAS EL CONOCIMIENTO APRENDIDO”.