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*Tras rendirle un homenaje en la casa ejidal, con la bandera de México sobre su ataúd, regando pétalos de flores a su paso, con música de banda y cohetes, decenas de personas acompañaron a Don Pablo Cortés hasta su última morada
Pese a la pandemia que vive la comuna, haciendo uso de cubrebocas y previa aplicación de gel antibacterial en las manos, decenas de personas se dieron cita en la comunidad de Gustavo Díaz Ordaz, en Calpulalpan, para dar el último adiós a Don Pablo Cortés Torres, incansable luchador social y uno de los principales fundadores del ejido, así como de esta localidad.
La mañana del sábado 21 de noviembre, en el hogar que vio crecer a su familia, a la edad de 77 años, perdió la vida Don Pablo Cortés Torres, quien fuera uno de los principales fundadores del ejido y la comunidad de Gustavo Díaz Ordaz, por lo que decenas de personas de diferentes extractos sociales se dieron cita en la localidad, para acompañar a sus familiares en ese momento de duelo, entre ellos, los presidentes de comunidad de El Mirador, Francisco Sarabia, San Cristóbal Zacacalco y el exalcalde Vicente Hernández Roldán.
Don Pablo, como lo llamaban quienes tuvieron el gusto de conocerle, nació en el municipio de Apan, estado de Hidalgo, cuando tenía un año de edad llegó a la comunidad de Francisco I. Madero, municipio de Nanacamilpa, donde creció al amparo de sus padres y ya de joven, contrajo matrimonio con Ángela Macías Flores, con quien procreó ocho hijos que llevan los nombres de Inés, Columba, Rosalba, Miguel, José, Clemente, Rodrigo y Ceferino.
En el año de 1968, Don Pablo, junto con los señores Reyes Vargas Fragoso, Juan Franco Durán, Anastasio Martínez Medellín y Félix Contreras, se aliaron con el grupo tlaxcalteca “Los Gavilanes”, que encabezaba Ernesto González Sarmiento, para iniciar el movimiento en busca de la creación del Ejido Gustavo Díaz Ordaz.
Cinco años después, en el año de 1973 se vio cristalizado el sueño de la creación del ejido y con ello, el anhelo de contar con un pedazo de tierra para trabajar y llevar el sustento a sus familias, además de que fue el momento de iniciar la fundación de la comunidad que hasta la actualidad lleva e nombre de Gustavo Díaz Ordaz.
En este sentido, Ceferino Cortés Macías, narra que Don Pablo fue el primer agente municipal de la localidad, ocupó en tres ocasiones el cargo de presidente del Ejido Gustavo Díaz Ordaz, además de que se caracterizó por ser una persona de carácter fuerte, porque era enérgico incluso con sus hijos, pero también era caritativo con el prójimo, ya que siempre ayudo a los demás, sobre todo en los trabajos del campo.
Detalló que ayudó en las gestiones para la perforación del pozo de agua potable, la introducción de la energía eléctrica y el trazo de las calles, pues planeó todo lo que se hizo en la localidad, incluyendo la gestión de algunas viviendas que se repartieron a vecinos de manera gratuita.
Mencionó que la humildad con que se condujo su padre le permitió gestionar camiones de despensas, allá en los 80’s, cuando llegaba a la localidad frijol, leche, mantequilla y desayunos para la comunidad, ya que “alcanzaba también para los adultos, pues él nunca dijo que algo se trajera para la casa, era para todos”.
Afirmo que “esta es su casa y la única que tuvo, porque siempre repartió a la gente y ahora se reflejó, porque aun con la pandemia llegó tanta gente que permaneció afuera de su casa, en espera de poder ingresar para despedirse de mi padre”.
Agregó que la frase de Don Pablo fue “Dios siempre bendice a todos, cuando uno le ora al señor, él nos da todo”, por lo que tenía cosechas muy abundantes que le permitieron brindar ayuda para las fiestas patronales de comunidades aledañas, ya fuera con flor para las iglesias, mariachi o banda, lo que le pidieran aun cuando no fuera su comunidad.