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*La diputada local Luz Vera Díaz, presentó la iniciativa con carácter de dictamen con proyecto de decreto, por el que se declara Capital del Estado de Tlaxcala a la heroica ciudad de Calpulalpan, por único día, durante el 16 de octubre de 2020
El 16 de octubre de 1874, con el decreto número 7297, el Congreso General aprobó el convenio celebrado por los gobiernos de los estados de México y Tlaxcala, en virtud del cual el primero de estos cedió al de Tlaxcala la municipalidad de Calpulalpan.
En este sentido, el 23 de octubre de 1874, el Congreso del Estado decretó día de fiesta el 16 de octubre de todos los años, en memoria de que en igual fecha se decretó por el Soberano Congreso General que la municipalidad de Calpulalpan queda definitivamente formando parte del dicho estado.
Es así como cada 16 de octubre, el municipio de Calpulalpan pasa a ser Capital del Estado por un día y con ello, los poderes ejecutivo legislativo y judicial se trasladan a esta municipalidad.
En el caso de la conmemoración que corresponde al año 2020, debido a la contingencia generada por el virus Covid-19, solo tendrá lugar la sesión del Congreso el Estado en el salón de cabildos, con la presencia de los tres poderes de la entidad y no habrá eventos masivos, con el fin de proteger la salud de la población.
Durante 26 años ininterrumpidos, el cronista de la ciudad, Alejandro Martínez Contreras, montó la exposición fotográfica y documental Calpulalpan en la Historia, pero este año será el primero en más de dos décadas que no habrá dicha exposición, en atención a las recomendaciones de autoridades de salud federales y estatales.
Cabe hacer mención, que en el pasado, esta celebración fue dedicada especialmente para festejar que autoridades federales y estatales concretaron de manera definitiva la anexión de la comuna a territorio tlaxcalteca.
De acuerdo con versión de calpulalpenses que rebasan los 90 años de edad, esta festividad servía para aprovechar el momento para estrechar lazos de unidad entre autoridades estatales, municipales y vecinos, pues no hay que olvidar que fue difícil hacer a un lado el origen texcocano.
Hasta hace unos 30 años, la celebración del 16 de octubre fue considerada como la fiesta del pueblo, en la que decenas de pobladores aprovechaban para estrechar la mano de gobernantes y legisladores quienes, a su vez, convivían con sus gobernados en un ambiente de tranquilidad, por lo que fue uno de los legados de respeto más preciados que dejaron generaciones pasadas.