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*Con 38 semanas de gestación, a su bebé le diagnosticaron una enfermedad poco frecuente; fue operada a los tres días de nacida y a los tres meses inició terapia de rehabilitación*
Miriam Hernández Cruz desarrolló un embarazo normal, asistía periódicamente a sus consultas con el ginecólogo y la toma de ultrasonidos no reportaban nada extraordinario; sin embargo, el último que le tomaron reflejó una anomalía.
Con 38 semanas de gestación, a su bebé le diagnosticaron meningocele, una malformación poco frecuente, que es un defecto congénito que se produce cuando la columna vertebral del feto no se forma normalmente durante el embarazo. Se manifiesta como una pequeña bolsa húmeda (quiste) que sobresale a través de una abertura en la columna vertebral.
Derivado de este diagnóstico, llegado el momento del parto a Miriam le realizaron una cesárea para no dañar a la bebé: “cuando nació la pasaron al Hospital Infantil de Tlaxcala (HIT), ahí la operaron a los tres días de nacida, posteriormente estuvo internada tres semanas en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), médicos especialistas y enfermeras la atendieron muy bien en todo momento”.
Desde entonces, Miriam Hernández confió la vida de su pequeña a los especialistas del HIT, quienes la refirieron a la Unidad Básica de Rehabilitación (UBR) estatal de Tepetomatitlán, en Apetatitlán, una de los tres centros estatales que se suman a los 50 municipales, donde ha recibido atención puntual. “Va a tardar en caminar y tiene que venir a terapia, le dijeron. La traje desde que tenía tres meses y ya llevo aquí un año”.
La madre y la pequeña llegan desde el municipio de San Lucas Tecopilco a la UBR para recibir sus terapias. Ella se dice contenta de los resultados y la atención que reciben.
“De hecho, la atendió la especialista Yam, como medio año por lo de su piecito, porque lo tenía de lado, tenía pie equino. Entonces estuvo trabajando con ella y mejoró; después estuvo con la especialista Pao, igual le relajaba sus tendones; ahora está con la especialista Mercedes, quien la trata con hidroterapia, le está enseñando a gatear y he visto mucha mejoría”, relató.
Para Miriam Hernández el respaldo de la familia es fundamental, pero la existencia de las instituciones y el personal que labora en ellas es lo que le ha dado una mayor satisfacción porque, aunque todavía su pequeña no puede caminar, será poco a poco que dé sus primeros pasos, por ahora es feliz al verla ponerse de pie.
“Gracias a la gobernadora por la creación de esta UBR que ha transformado la vida de mi pequeña y la mía. El trato del personal hasta ahorita bien, se han portado buenas gentes y a mi bebé le han ayudado mucho”, acotó.
Comenta que, en un inicio, le sugirieron llevar a terapias a su hija en su municipio; sin embargo, ella prefirió los servicios de la UBR estatal por las atenciones, calidad y servicio que otorgan los profesionales de atención médica con experiencia en medicina física y rehabilitación, neurología y neurocirugía.
Contó que, “de hecho, me habían dicho que allá en mi municipio, pero no había cupo, entonces me dijeron que, si quería aquí, que la trajera, y me dieron un mes para que vieran cómo avanzaba y vieron que sí avanzó mucho con las terapias”.