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*Recibe semanalmente equinoterapia, lo que le permite mejorar su desarrollo cognitivo, físico, emocional y social*

Renata Nicole de Gante Montesinos, del municipio de Huamantla, y Alejandro Aro Carrera, de Chiautempan, son dos infantes que enfrentan la discapacidad y por ello sus mamás vieron en el programa “Equinoterapia, Cambiando vidas”, del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (Sedif), la alternativa de mejorar sus condiciones de vida.

Ambos asisten a las sesiones ecuestres una vez a la semana, por 30 minutos, lo que les ha permitido mejorar su desarrollo cognitivo, físico, emocional y social, aseguran sus mamás.

“Para Renata los momentos que comparte con los caballos le han devuelto la esperanza de que todo irá mejor, fue un cambio muy positivo porque Nicole empezó a tener más fuerza en las piernas, estabilidad en su tronco, de no irse de lado, incluso ya monta sola y eso solo en el aspecto físico”.

Abisai Montesinos Martínez, madre de la pequeña, se dijo sorprendida de los resultados que ha tenido su hija a través de las sesiones con los caballos, porque hasta antes ella estaba en un estado físico y emocional muy lamentable.

En las sesiones ecuestres, desde el día uno que llega, “la forma en que te reciben es cuando te dices, Dios me puso en el lugar correcto, porque tienen esa empatía con los demás y a todos los niños yo me he dado cuenta, los tratan con igualdad y equidad, y Nicole ahora es una niña que participa en el Coro de Voces Yumhu, viaja, próximamente se va a Los Ángeles, California, y ahora tiene esa empatía, ganas de vivir al grado de decir yo puedo seguir adelante”.

A días de cumplir 9 años de vida, Renata estudia inglés, francés, náhuatl, otomí y maya y tras tres trimestres de equinoterapia ella se atrevió a soñar y decir quiero estudiar e incluso ha sido invitada por radio Muna, en el estado de Yucatán, para compartir su experiencia de vida con los niños de aquella entidad.

“Tal vez a otros niños les sirva mi experiencia. Esa sería mi contribución con los infantes que como yo podemos superar muchas adversidades, resultado de las sesiones ecuestres y del amor de nuestros padres y de quienes nos rodean”.

Alejandro Aro Carrera es un pequeño de 4 años y en un inicio su mamá detectó que algo no estaba bien en el comportamiento del infante; tiempo después le confirmaron que su hijo tenía autismo, situación que llevó a Ingrid Carrera Martínez al programa de “Equinoterapia, Cambiando vidas”, a través de las que ha mejorado las diferentes áreas sociales, cognitivas, temperamentales y físicas.

“Este es el primer trimestre que Alex recibe sesiones ecuestres y los resultados en su comportamiento han mejorado extraordinariamente. Mi hijo ahora está más tranquilo, tolera las audiencias”.

Explica que desde el primer día que llegó a las sesiones ecuestres su mirada fue distinta, vio a los caballos como amigos e incluso el color de ellos se ha vuelto familiar para él, al grado de que cada que termina cada sesión, él quiere continuar en compañía de los equinos.

“Él es auditivo y visual, a él no lo puedo poner a escribir, hay muchas cosas y colores que no le gustan, en la alimentación el color verde no es su favorito, pero el espagueti es lo que más disfruta”.

Ingrid Carrera confía que las sesiones ecuestres permitirán a Alex elevar su calidad de vida para que incluso en el futuro no presente síntomas al grado de lograr ser independiente en la sociedad y que pueda valerse por él mismo.

Son dos madres y dos hijos que agradecieron que el gobierno del estado haya girado su mirada a este sector, que estaba muy olvidado, y confían en que con la visión de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros y de la presidenta del Sedif, Mariana Espinosa de los Monteros Cuéllar, este tipo de programas se fortalezca y amplíe en el estado y así escribir una nueva historia para los niños con discapacidad.