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*Doña Tere y don Luciano invitan a todos las personas de la tercera edad a acercarse a este espacio donde encuentran cariño y cuidados*

En San Pablo Apetatitlán se encuentra instalada la Casa de Día del Adulto Mayor, del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (Sedif), es un refugio cálido, conocido ahora por todas y todos los abuelitos como su segundo hogar donde los consienten, los apapachan, cuidan y protegen.

Así lo consideran don Luciano Romero y doña Teresa Raquel de Ramos, quienes opinan que este rincón especial, gestionado por el DIF, es más que un edificio: es el epicentro de historias vivas y experiencias compartidas.

Desde el amanecer, el lugar cobra vida con el bullicio suave de las conversaciones y risas de quienes han acumulado sabiduría a lo largo de los años.

Don Luciano, con sus cabellos plateados y gesto amable, suele ser el primero en llegar al jardín, donde el aroma de las flores se mezcla con la esencia de la nostalgia y la camaradería.

Doña Tere, una dama de sonrisa amable, sentada en unas de las bancas del jardín de la casa nos plática sobre su experiencia en la Casa de Día donde ha compartido charlas entretejidas con recuerdos de tiempos pasados junto a sus compañeros.

Ella comenta que “aquí se olvida uno de los malos ratos; en esta casa vine a encontrar amor, cariño y respeto. Si pudiera visitaría varias veces a la semana la Casa de Día, pero comprendo que otras personas también necesitan de este espacio; iqué Dios los bendiga!”.

Entre juegos de mesa, los residentes comparten sus vivencias, creando una red de apoyo que va más allá de las paredes de la casa.

Aquí las actividades diarias son diseñadas con esmero para mantener cuerpo y mente activos. Desde activación física, baile, cocina, talleres de manualidades, cada rincón de la casa refleja el compromiso de brindar bienestar integral. Las risas resonantes se mezclan con el sonido de la música disco, donde algunos residentes dan muestra de su pasión por la música.

A propósito, don Luciano llamó a otras personas para que como él, aprovechen los servicios que la Casa de Dia del Sedif les ofrece: “A mi generación les digo que vengan aquí, los hacen bailar, hacer ejercicio, les hacen preguntas, es la oportunidad que nos da el gobierno del estado con su gente, aquí despierta uno, yo  llego con mi familia y les cuento todo lo qué hice y cómo me fue, uno plática con todos de esta experiencia porque estamos contentos y eso nos hace mucho bien”.

Todo el personal, enfermeras, doctores, terapeutas, tejen un vínculo especial con todos los adultos mayores, con paciencia y dedicación, construyen puentes entre generaciones, transformando la Casa de Día en un hogar lleno de afecto y comprensión.